miércoles, 20 de noviembre de 2024

Los pasos encontrados




Si algo sucede una sola vez, no tiene porqué volver a suceder; si sucede dos veces necesariamente sucederá una tercera"
Pavlo Cohelo. El Alquimista


En agosto de 1993 mi wife, PG, y yo hicimos la Ruta Jacobea desde Roncesvalles a Santiago de Compostela en bicicleta de montaña. Catorce años después repetimos parte de la experiencia junto a su hermano Patricio que la inició en el año 2005 con la intención de realizar varias etapas cada año hasta completarla probablemente en el 2008 o 2009. En aquella primera ocasión en 1993, a PG y a mí nos incitaba el afán de superar un recorrido de 800 km que nos atraía más por la dificultad física y técnica que por su significación religiosa o entramado cultural.

Buen Camino Peregrino

El cuatro de agosto 2007, a las 05.00 de la madrugada emprendimos viaje partiendo desde Arboleas, pequeño municipio al norte de la provincia de Almería, hacia Logroño para continuar El Camino justo donde lo dejó Patricio en agosto del 2005.

Aproximadamente sobre las 14:00, ya en tierras riojanas, mientras buscábamos un lugar donde almorzar la radio anuncia el Año Machadiano en Soria. Unas águilas sobrevolaban a nuestro paso bajando el puerto de Piqueras a unos 55 km. de Logroño; nos detuvimos en Venta de Panzares, donde pudimos degustar una excelente comida mientras desde el interior de la venta divisábamos el cercano arroyo y las águilas sobrevolando el riachuelo donde tras el almuerzo remojamos los pies.


Puente de piedra
Ese primer día pasamos la noche sobre un improvisado colchón en un polideportivo municipal, fuimos bien recibidos por Gonzalo, el hospitalero, un sevillano regordete, barba blanca y edad avanzada que según nos comenta ha recorrido varias veces El Camino; el hospitalero sevillano nos aconsejó al respecto y nos dio todo tipo de facilidades para pernoctar y dejar el coche en el recinto del polideportivo hasta nuestro regreso ocho días después. Por la tarde-noche visitamos el centro histórico de la ciudad –el mismo Gonzalo en tono bromista nos aconsejó tener cuidado en caso de optar por realizar la “senda de los elefantes” porque todo el que la hace acaba “trompa” por la abundancia de bares y tasquitas-.

Logroño es una ciudad muy agradable para el viajero, rica en historia y tradiciones que se conservan desde la Edad Media, por sus calles empedradas han transitado durante siglos comerciantes, artistas y peregrinos conformando un nudo de relevancia cultural y estratégica en el Camino de Santiago. El río Ebro atraviesa su casco urbano y cuatro puentes comunican la ciudad, siendo el más antiguo el Puente de Piedra, también denominado Puente de San Juan de Ortega, en referencia a la capilla que existía en su margen izquierda, es uno de los símbolos de Logroño y lugar de entrada del Camino de Santiago a la ciudad. Deambulando por la rúa Vieja, nos topamos con la Fuente del Peregrino en la rúa Barriocepo que nos volveríamos a encontrar al día siguiente pues es paso obligado para la salida de la ciudad siguiendo las flechas amarillas del trazado Jacobeo.



Arrullados mis huesos en los toscos recodos
apestaban las horas

yo le gritaba al mundo
delegando en los sueños que anduvieran por mí
a explorar de la vida sus inciertas esferas

Corrían las agujas,
los minutos pasaban
y asombrados mis huesos
golpeando su aplomo desataban amarras


Enjuto como cáscara sin raíz
salté firme a la tierra,
las zancas enojadas hacia atrás caminando
con mi incómoda música en la historia y el tiempo
regresando a las lirios y a la hiedra

Paciente
el Camino aguardaba nuestros pasos

Tiritaban los dientes en la canícula de agosto


Fuente del peregrino
Así y todo durante el paseo por el casco viejo de Logroño pudimos observar el estado decadente y maltrecho en parte del recorrido que hicimos. En la Taberna Portales, en la calle del mismo nombre junto a la Catedral Santa María de la Redonda (siglos XV-XVIII), comimos un bocata con una cerveza y para regresar compramos en una heladería de la misma calle Portales un helado que fuimos saboreando por el camino hasta el improvisado albergue en el polideportivo. A las cinco de la mañana la gente ya empieza a rebullirse, se zarandean dentro de los sacos sobre los improvisados colchones, se palpa la inquietud a esas horas de la madrugada y poco a poco los peregrinos, vamos iniciando la etapa del día, para nosotros la primera desde hacía varios años.
Mochila en la espalda, nos aguardan 28,3 km. hasta nuestro siguiente destino, Nájera.





Publicado en: Revista Alaire. Octubre de 2008
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Imágenes cedidas por http://www.enlabuhardilla.com/

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